La primera vez que visité Janos quedé impactado, nunca antes había estado en una zona abierta tan grande. Durante los primeros años de mi carrera trabajé en bosques y selvas del centro y sureste mexicano y un poco en los desiertos del centro. No conocía el lejano norte.
Corría el año 2000 y un día de mayo, después de un par de días de viaje en camioneta al final llegamos a una pequeña estación de la UNAM enclavada en el corazón de Janos, era de noche así que no ví nada. Al día siguiente conocí los perritos de la pradera, especie bandera de la zona, y de inmediato quedé cautivado.
Durante los siguientes 8 años volví periódicamente, en algunas ocasiones varias veces al año. En ese entonces sólo me interesaban los roedores así que me dediqué a conocerlos a la perfección. Sin embargo la mayor parte del tiempo no contaba con una cámara fotográfica por lo que el registro de esa etapa es muy pobre.
Al contar con mi primera cámara fotográfica comencé a tomar fotos de todo o más bien hasta donde alcanzara mi limitado presupuesto de estudiante ya que en ese entonces las fotografías eran de rollos y revelarlos era un poco caro.
He viajado por muchos lugares de mi México, pero pocos me han cautivado como lo hizo Janos, principalmente por la facilidad de ver animales que no tienen donde esconderse. Ahí en la lejanía de la pradera, lejos de todos los lugares, realmente llegas a creer que estás en el último lugar del mundo...

Posted on January 24, 2014 03:59 AM by juancruzado